El libro más personal de Robin Myers. Sin embargo, el adjetivo personal no es aquí el típico cliché, sino la indicación de un proceso: el de una voz que va aceptando un cuerpo y una vida, aunque ninguno de ellos le pertenezca del todo, ni de manera excluyente. Porque a esa nueva necesidad de hablar desde sí misma, desde una vivencia, se le sigue anudando la voluntad de hablar por cualquiera.
Robin Myers (Nueva York, 1987) es una poeta y traductora radicada en México. Suena raro pero es rigurosamente verdad que, después de la publicación de Lo demás (2016), Myers no necesita presentación para quienes conocen el catálogo de Zindo & Gafuri y aprecian la intensidad veloz de sus poemas y su manera de detenerse con ideas y yuxtaponer emociones ante múltiples objetos de experiencia, solo con la potencia de su propia voz. “Voy hacia lo que menos conocí en mi vida”, cita la poeta a Héctor Viel Temperley, “voy hacia mi cuerpo”.
Poquita fe, su tercer libro de poesía, alterna registros donde se entrecruzan historias cotidianas, lazos familiares, herencias, cambios, detalles, miedos, hallazgos, intuiciones luminosas. En el Prólogo, Claudia Caparrós retoma otra cita de Myers (“No puedo escribir todos los días, pero puedo prestar atención todos los días”), y señala: “Prestar atención es una forma de escritura, un ejercicio documental que elabora la historia alternativa de lo insignificante. Pero lo insignificante está cargado de sentido, es la condición misma de los significados (…) Los poemas de Poquita fe reclaman la atención sobre lo ínfimo e intentan escribir su historia”.