¿Cómo se aborda el duelo desde el texto poético? ¿Cómo convivimos con la presencia de la ausencia? ¿Qué hace el poema frente al dolor?
Este poemario relata la pérdida de la madre, figura estructural del desarrollo. La madre se le revela al niñx como el otro primordial, es la primera representante de la cultura y cumplirá una función primordial. Pero entonces… ¿Qué hacemos sin ella? ¿Cómo seguimos adelante?
Giollo reconoce la ausencia, la enfrenta, distingue la tristeza para acunarla, sabe que en la oscuridad acontecen-también- los jardines. Así, la poeta diseña un hogar para su madre, y para todas las que se fueron, porque desde su propia pérdida las nombra a todas. La autora es protagonista y testigo de esa falta, comparte su experiencia, la acaricia. Ofrenda su aprendizaje.
Además, la poeta es capaz de evidenciar en el duelo el sentido colectivo del dolor: el recuerdo que formamos del otro no pertenece solo a una persona, sino a todas las que fueron atravesadas por quien ya no está. De esta forma, en ese dolor no estamos solxs, estamos juntxs: Todos nos quedamos / en silencio / un rato largo/ miramos tu nombre tocar la tierra (fragmento de “Aniversario”). El enjambre de afectos frente a la muerte, la constelación propia del amor.
Giollo sabe que nada se detiene y, en ese movimiento, está también la respuesta al duelo. La sirena oscura que dice / que el mundo sigue siendo el mundo (fragmento de “Normalidad del mundo”) es la misma criatura irrefrenable y salvaje que nos pondrá de pie frente a la falta.
¿Donde habitan los muertos si no es en el poema, en el tributo de aquello que imprimimos en la memoria, en la escritura, en la palabra imperecedera? La poeta forja la respuesta en cada uno de sus poemas con insistencia, con dolor, con dulzura y con la certeza de que el encuentro será ahora de otra forma, pero ocurrirá. El poema revelará la herida y, también, el azúcar alrededor del corte.
Desde el psicoanálisis, Freud interroga el duelo no solo por la importancia de a quien pierde el sujeto, sino qué pierde de él en esa pérdida, es decir, ¿qué cosa de nosotros se va con el sujeto amado? Con la muerte del ser amado, la importancia de la función subjetivante en el duelo se vincula con la posibilidad de cada sujeto de rearmar su escena del mundo, sus recursos simbólicos e imaginarios para hacer frente a lo real de la pérdida, es decir, para poder simbolizarla. Desde la poesía, Giollo construye un nuevo discurso: se sumerge en ese dolor, se sincera, se desnuda frente a sus sombras, deja expuesta la lesión y, a su vez, su corazón. Conmueve.